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viernes, 2 de noviembre de 2012

Ese Par de Pequeñas Pelotas

 El otro día, paseando por un concurrido centro comercial, en esas contadas ocasiones en que por no poner atención al frente del pasillo, estuve muy cerca de chocar de frente con un individuo ataviado de una larga bata blanca, de hecho creo que fue la blancura de su bata lo que me dio la oportunidad de esquivar el golpe, gracias a que seguramente ya había caído en manos de Diego Shoening quien en un santiamén le demostró al doctor que los blancos mas blancos Ace los hace.
Bueno, en esas andaba cuando la visión del doctor y su presencia en esa plaza, me trajo a la mente una de tantas dudas existenciales que rondan algunos de los rincones de mi cabeza y es que no logro entender como estos profesionales de la salud logran mantenerse abstraídos, impávidos, teniendo ante sus ojos sendos órganos tan maravillosos, yo que cada vez que los veo en una mujer, puedo derretirme y sentirme presa de los mas fuertes sentimientos, aunque claro el deber y la responsabilidad aunados al amor que siento por Rosa, (quien por cierto no canta mal las rancheras y que aun con el tiempo que tengo de conocerlos y observarlos me siguen maravillando) me detiene de cometer una locura que seguramente trairia consigo funestas consecuencias.
Pero no son mis deseos reprimidos los que en esta ocasión trato de transmitirles, es mi asombro, mezcla de admiración y envidia hacia esos seres humanos, hombres y mujeres por igual que, anteponiendo lo que creo se llama juramento hipocrático, logran controlar sus impulsos, que son a fin de cuentas los impulsos primarios del ser humano, tanto como comer, dormir e ir al baño.
Todos los dias desfilan antes sus ojos ese par de redondas formas, de distintos tamaños y colores y que bien podrían ser parte de una deliciosa colección de pelotas, que irremediablemente también evocan a mis días de infancia, de ahí creo yo parte mi deleite.
Ah pero ellos, los doctores no, ellos merecen un monumento a la indiferencia pues son los reyes en pretender que no les causa ningún problema tener que observarlos tan detenidamente.
Y es que quien en su sano juicio, es capas de no sentir nada ante un para de ojos hermosos? si como dice el  dicho, son los ojos el reflejo del alma.