En días pasados me tocó ver en redes sociales un supuesto
anuncio de la librería Gandhi que decía más o menos así: “Leer más te quitara
las ganas de salir a ver al Papa” palabras más, palabras menos, puede ser que se trate de uno de esos mensajes
que cualquiera puede hacer y que fue subido utilizando el fondo amarillo y la
leyenda en morado que utiliza la librería, en cuyo caso correspondería a la librería
aclarar el punto y deslindarse de dicha publicación, pero, en caso de que
efectivamente sea parte de la campaña de la librería, no me parece poca cosa la
“bromita” y entonces dejarla pasar como tal.
¿Cuándo una “broma” se vuelve intolerancia?
Según datos del INEGI el 89.3% de los mexicanos somos católicos
y aquellos que no profesan alguna religión representan el 4.9%. De acuerdo a
estos datos entonces solo puedo imaginar que con esa campaña la librería pretende
sumar un numero realmente bajo de clientes a sus ingresos, pero fallando en el cálculo
de que quizá perdieron varios cientos de miles que se pudieron sentir
ofendidos, ya tocara a la librería festejar o lamentarse de acuerdo a sus
resultados según sea el caso.
Pero no es la parte económica y de negocio lo único que se
involucra en este asunto, ¿Qué hay del trasfondo social? ¿Por qué, cada vez más
gente y empresas se interesan y gastan recursos y tiempo en hacernos pensar que
la religión es para “tontos”? Curiosamente, muchos de los “pensantes” detrás de
esas campañas dan muestra (al menos en sociedad) de ser de mente abierta y con
altos grados de tolerancia, son aquellos que levantan la voz cada vez que
alguien hace una “broma” que involucra preferencias sexuales, Raza o profesión,
y se rasgan las vestiduras en Twitter, Facebook o cualquier otra plataforma
social tratando de acallar las voces de los intolerantes.
Para quienes simpatizan con la izquierda “La religión es el
opio del pueblo” es conocida por ser su frase de batalla y de esta parte de la
sociedad son los que más empeño ponen en desacreditar cualquier cosa o persona
que tenga que ver con religión, sea de la forma que sea ya que el fin justifica
los medios, pero también son los más fuertes defensores de la “tolerancia”,
incongruencia al 100 diría yo.
En redes sociales es mal vista la persona que publica algo,
aunque sea una “bromita” hacia los homosexuales, los indígenas o algún otro
grupo “vulnerable” inmediatamente es atacada y tachada de retrograda, esta recibirá
cualquier clase de insultos donde la palabra más suave es, Intolerante.
Con el Papa ya en el país es sorprendente el número de “tolerantes”
que habitan las redes sociales, los hay desde los que proclaman el peor
desfalco a México por parte del Papa desde los tiempos de Hernán Cortez, hasta
los que se quejan amargamente porque les cerraron reforma o alguna avenida principal debido
al paso del Papa, lo curioso es que no se les ve a los que reclaman esto reclamando
por la misma avenida cerrada cada año cuando se lleva a cabo el desfile del
orgullo gay.
En fin, pienso que vivimos en un mundo de contrastes y hay
quienes pueden vivir disfrutándolos todos o amargándonos porque no es el tono
que nos gustaría que fuera, pero lo importante es el respeto, no todos pensamos
o creemos lo mismo y se vale decirlo ¿por qué no? Finalmente decir lo que
pensamos es nuestro derecho, pero sin insultar en modo alguno a quien piensa
diferente.