Puede que sea el calor que ya para estas fechas nos prometen
las chicas boludas del clima se estará quitando más o menos por ahí de octubre,
será la falta de imaginación o si me apuran hasta la falta de ganas, pero que
mala manía tienen aquí en Regioland de llevar el culto a la personalidad hasta
los extremos más aberrantes, esos en los que las calles se vuelven pocas por la
cantidad de “grandes hombres” con también grandes nombres que mueren, murieron
y morirán y que nuestras brillantes autoridades consideran hace falta que se
perpetúen en la memoria colectiva otorgando a las calles sus nombres, como si
el tener que entrar a trabajar todas las mañanas y ver sus fotografías en cada
muro de las oficinas de la ciudad con grandes letreros en bronce avejentado que
dicen cosas así como “Ing. Don
Lorenzo Zambrano” no fueran suficientes para recordarlos.
Me imagino al funcionario del gobierno del estado de Nuevo
león en turno sentado en su escritorio ocupadísimo en mantener el ritmo de la
pelotita y mejorar su tiempo en la matatena, que de repente sobresaltado se
levanta como impulsado por un resorte de su silla ejecutiva tapizada en
finísima vini piel negra y diciendo para sus adentros, -¡pero en que demonios
he estado pensando, si no tiene mucho que murió Don Lorenzo! - y al mismo
tiempo toma el teléfono para comunicarse con su secretaria para decirle -Lupita,
convoque a conferencia de prensa con los medios, hoy daré a conocer una noticia
que alegrara a todo el pueblo de Nuevo león.
Lupita, obviamente ni se imagina de lo que se trata pero
desde ya se muestra nerviosa y emocionada, como cuando sabes que ya es
temporada navideña y al fin te van a regalar eso que desde enero estabas
juntando dinero para comprarlo.
Por ahí no falta el astuto periodista que presume a sus
compañeros en la sala de prensa del palacio de gobierno que el ya conoce la
noticia por la cual fueron convocados, que su fuente nunca falla y que por lo
tanto solo asistió a la convocatoria para ver los rostros de los demás
reporteros al momento de escucharla, eso dice, -no tiene precio.
Por fin hace su aparición en la sala “el Licenciado” y
mientras camina hacia el estrado, se acuerda de todas esas veces que ha visto
en CNN a Barack Obama cuando habla ante los medios en la sala de prensa de la
casa blanca. No tarda en componer su
postura, evidentemente trata de alcanzar la estatura de Obama, no le interesa
que sea al menos 15 centímetros más bajito, él ya lo logro y se siente como el
Hombre más poderoso del mundo.
-Buenos días- dice
ante el micrófono, mientras trata de ajustarlo a la altura de su barbilla pero
desafortunadamente el aparato ya no da para estirarse más, entonces desiste de
su cometido y comienza a hablar, -Señoras y señores de los diferentes medios de
comunicación, los he citado el día de hoy para dar a conocer un cambio que
hemos venido planeando en esta administración desde que nos enteramos del
trágico deceso del Ing. Don Lorenzo Zambrano,
hemos decidido a manera de homenaje, nombrar a la avenida que hasta el día de
hoy se le conocía como Constitución - Aquí es cuando varios reporteros se
voltean a ver unos a otros con cara de “¿What?” –Av. Lorenzo Zambrano. –El Lic.
Hace una pausa como esperando una ovación y continua –El cambio se oficializara
en el mes de septiembre, mes de la patria, justo durante los eventos en
conmemoración al aniversario de la fundación de la ciudad de Monterrey. Y
estaremos contando para el corte de listón con la presencia de distinguidas
personalidades del medio político y empresarial del estado, que pasen muy
buenos días.
La verdad es que aquí aplica el dicho de que lo que es
derecho no es chipotudo así que va de mi ronco pecho.
Entre los muchos mitos y leyendas urbanas de generación
Nacional, se cuenta esa que dice que aquí en Monterrey hay pura gente “jaladora”,
trabajadores que sin preguntar sacrifican salud, familia y tiempo de calidad
por permanecer en el trabajo. Todo bien hasta ahí, pero como dije al principio
este es solo un mito, ya cuando te metes a detalle te das cuenta que no son más
ni menos trabajadores que sus odiados chilangos o los veracruzanos a quienes
acusan de pueblerinos.
Sea como sea, los compañeros regios no se caracterizan por
ser curiosos, lo que pase, pos que pase! Y lo que no, Pos no! y para las
cuestiones del trabajo son exactamente iguales, si les dicen que todo lo que
tienen se lo han ganado como fruto de su trabajo pero gracias a la generosidad
del dueño del negocio o empresa para que laboran, se la creen y entonces
sienten que quedan en deuda con los patrones y ahí es cuando empieza la pleitesía
al patrón.
Imágenes del tátara-tatara abuelo fundador que pasó la
estafeta al hijo y de ahí hasta el infinito se pueden encontrar en todo negocio
de Monterrey que se jacte de ser un negocio de “tradición”
Y bueno, puede ser razonablemente justificada esta adoración
a los dueños del dinero si esta se mantuviera de las puertas del negocio para
adentro, pero esta tiene que salir, invadir espacios públicos siempre con la justificación
de lo ancho que podían abrir sus carteras estos dueños de negocios en la ayuda
a su comunidad. (Que para eso de las revisiones de aumentos salariales ni
siquiera se presentaban) claro que nunca será suficiente la ayuda, pero se
agradece, en serio gracias, ¿pero al grado de poner su nombre a una calle? No estoy
tan seguro.
Por qué no? bueno, permítanme poner como ejemplo a los
magnates del país vecino del norte, se imaginan a Bill Gates con calles a su nombre por todo
Seattle? No lo creo, por más que sea un reconocido filántropo, si Bill Gates
quiere que un estadio lleve su nombre o el nombre de su compañía tiene de dos
sopas, o lo construye el y es de su propiedad o, paga lo necesario cada año para
que así sea.
Entonces, será que Cemex de ahora en adelante, una vez que
le cambien el nombre a la Av. Constitución, que al fin y al cabo ya nadie la
usa, (la constitución, no la calle) ¿se hará cargo de los mantenimientos
necesarios para permitir el adecuado tráfico de autos y peatones? Eso sí estaría
bueno, que los herederos de Don Lorenzo paguen.