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miércoles, 31 de marzo de 2021

La evolucion que nos falta

 

Esta misma semana tuve un infortunado encuentro con quien sabe quien pero aparentemente “importante” en la ciudad y no es que haya hablado con el/ella en algún momento, vamos, ni siquiera lo/la vi, pero resulta que al ir conduciendo mi carro por las calles del centro de esta ciudad me vi obligado a frenar de manera súbita ante lo que en principio me pareció una más de las infaltables fallas de conductores que ignorando las señales de alto en las esquinas, (esas que definen las preferencias de circulación, y que son elementos sin duda básicos e indispensables para el sano tránsito de vehículos en cualquier ciudad del mundo) ponen en resiego a los demás conductores, incluidos desafortunadamente quienes si respetamos esas señales.

Para mi sorpresa, una vez que avanzó sin frenar la camioneta en que viajaba esa “celebridad”, le siguieron también cuatro automóviles más de las mismas dimensiones que la primera, camionetones robustos y con vidrios polarizados, todas en blanco a excepción de la primera que era de un color Gris platinado. iban a toda marcha y sin mediar un espacio mayor a un metro entre camioneta y camioneta, no quedándome otra más que esperar a que terminara la procesión, para poder continuar mi camino.

Al dar la vuelta justo en la calle por la que paso el convoy, me doy cuenta que las camionetas habían disminuido su velocidad, para justo en la esquina siguiente al final de esa calle detenerse, obviamente sin orillarse y ocupando toda la calle, obligándome una vez más a detenerme y presenciar el despliegue de no menos de 10 tipos que salieron de las cuatro camionetas que seguían a la camioneta gris, de la cual descendió justo en la puerta de una agencia de velación una persona que de inmediato ingresó al local seguido de otros tres hombres que supongo eran guardias que viajaban con el/ella.

Todo esto transcurrió en una calle que se encontraba repleta de automóviles estacionados en ambos lados por lo que obviamente no había lugar para que los guardias o como mejor se les conoce, los guaruras, pudieran estacionar las camionetas por lo que nuevamente tuve que esperar junto con 4 o 5 autos más atrás de mi a que se les antojara moverse para liberar el paso de autos por esa calle.

La experiencia no pasa de ser una más de las muchas razones por las que se pueden prolongar los traslados de un lugar a otro en esta o cualquier ciudad del mundo, lo que no puedo dejar pasar es el que el respeto a las leyes de tránsito, las normas cívicas de convivencia mínimas entre personas no existan para ciertos individuos independientemente de su puesto si se trata de servidores públicos o de sus fortunas, si se trata de empresarios. ¿Cuándo pasaremos de ser una sociedad en la que a algunos se les permite todo mientras el resto nos debemos aguantar y padecer esa permisibilidad? Vivimos en un mundo donde “evolucionamos” a veces sin haber sido tomada en cuenta nuestra opinión, sin que se nos pregunte, a la inclusión, a aceptar que, por género, raza, o físico no hay diferencias. Entonces ¿Qué pasa?  Porque siguen pasando esta clase de abusos y nadie hace o dice nada para cambiarlos.

Entiendo el tema de la inseguridad y que haya personas tan “importantes” que no puedan salir a la calle sin una comitiva de 20 tipos armados hasta los dientes, ¿pero es esa seguridad motivo suficiente para disponer del tiempo y el espacio de otras personas?

Ojalá, que lo que siga en la agenda evolutiva sea la empatía, de otra forma, seremos muy modernos en lo que menos importa, pero seguiremos en la edad de piedra como sociedad.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Campañas politicas y lo que nos espera

 A penas inician las campañas políticas en el país y estamos ante lo que podría ser una de las peores épocas electorales en términos de calidad que se han visto en la historia democrática del país (no es poca cosa, para dimensionarlo habría que hacer memoria de la porquería que fueron las campañas del 2018) para muestra, lo que está ocurriendo en el estado de Nuevo león.

El diccionario de la lengua española de la RAE registra la palabra “Grilla” como “1. expr... para expresar incredulidad ante lo dicho por otra persona.” Resulta interesante que, para el caso de Nuevo Leon desde el primer minuto de iniciadas las campañas todos, políticos, medios y sociedad vivimos en una “grilla” ante todo lo que los actores políticos repiten en cada una de sus discursos y que no pareciera tener fin y que, si me apuran, podríamos empezar a contabilizar desde mucho antes de que iniciaran las campañas y que justamente se dio como consecuencia de la otra acepción de la palabra “Grilla, llo. 1. m. y f. Insecto ortóptero saltadorde unos tres centímetros de largocolor negro rojizocon una mancha amarilla en el arranque de las alascabeza redonda y ojos muy prominentescuyo macho sacude y roza con tal fuerza los élitrosque produce un sonido agudo y monótono.” Cuando vimos a todos los políticos brincar desde sus posiciones a la casa de un hueso más atractivo o por lo menos algo que pudiera mantenerlos viviendo del erario por al menos cuatro años más.

Chapulines, les dicen por estos lados, y nada les vendría mejor como descripción a estos individuos que fuera de control, justo como ahora se encuentran, se han vuelto una peste, imposible de exterminar, somos los ciudadanos como Ramsés el faraón egipcio que según la biblia, decidió enfrentar a Moisés antes de permitir que se llevara a los esclavos que le construían su imperio y  solo nos queda observar las plagas y conformarnos con lo que podemos decir, algo así como “So let it be written, so let it be done” que en simple y llano español se podría resumir en “Ya se escribió, ya te chingaste”

 Y es que vemos ya la ciudad inundada con su propaganda política, fotos y más fotos de las mismas caras que vimos tiempo atrás con otros colores de fondo pero que ahora como entonces no traen nada nuevo que ofrecer, escuchamos sus promesas vacías y huecas, tan, tan, tan, como campanas, y eso si es que prometen, ahora han convertido sus templetes en pulpitos desde donde lanzan acusaciones y presentan “pruebas” no de lo que dejaron de hacer y prometieron antes, sino de lo que si hicieron pero que los calificaría en cualquier otra parte del mundo para una sentencia en cualquier prisión de máxima seguridad por no menos de 10 años.

¿Dónde puede el electorado aferrarse para no volver a caer en el precipicio por otros cuatro años más de incapacidad, si lo que hay para aferrarse esta más liso que el vidrio y más resbaloso que el hielo?

Y esto, apenas comienza.