A penas inician las campañas políticas en el país y estamos ante lo que podría ser una de las peores épocas electorales en términos de calidad que se han visto en la historia democrática del país (no es poca cosa, para dimensionarlo habría que hacer memoria de la porquería que fueron las campañas del 2018) para muestra, lo que está ocurriendo en el estado de Nuevo león.
El diccionario de la lengua española de la RAE registra la
palabra “Grilla” como “1. expr... para expresar incredulidad ante lo dicho por otra persona.” Resulta interesante que, para el caso de Nuevo Leon
desde el primer minuto de iniciadas las campañas todos, políticos, medios y
sociedad vivimos en una “grilla” ante todo lo que los actores políticos repiten
en cada una de sus discursos y que no pareciera tener fin y que, si me apuran, podríamos
empezar a contabilizar desde mucho antes de que iniciaran las campañas y que
justamente se dio como consecuencia de la otra acepción de la palabra “Grilla, llo. 1. m. y f. Insecto ortóptero saltador, de unos tres centímetros de largo, color negro rojizo, con una mancha amarilla en el arranque de las alas, cabeza redonda y ojos muy prominentes, cuyo macho sacude y roza con tal fuerza los élitros, que produce un sonido agudo y monótono.” Cuando vimos a todos los políticos brincar
desde sus posiciones a la casa de un hueso más atractivo o por lo menos algo
que pudiera mantenerlos viviendo del erario por al menos cuatro años más.
Chapulines, les dicen por estos lados, y nada les vendría mejor
como descripción a estos individuos que fuera de control, justo como ahora se
encuentran, se han vuelto una peste, imposible de exterminar, somos los
ciudadanos como Ramsés el faraón egipcio que según la biblia, decidió enfrentar
a Moisés antes de permitir que se llevara a los esclavos que le construían su
imperio y solo nos queda observar las
plagas y conformarnos con lo que podemos decir, algo así como “So let it be
written, so let it be done” que en simple y llano español se podría resumir en “Ya
se escribió, ya te chingaste”
Y es que vemos ya la
ciudad inundada con su propaganda política, fotos y más fotos de las mismas
caras que vimos tiempo atrás con otros colores de fondo pero que ahora como
entonces no traen nada nuevo que ofrecer, escuchamos sus promesas vacías y
huecas, tan, tan, tan, como campanas, y eso si es que prometen, ahora han
convertido sus templetes en pulpitos desde donde lanzan acusaciones y presentan
“pruebas” no de lo que dejaron de hacer y prometieron antes, sino de lo que si
hicieron pero que los calificaría en cualquier otra parte del mundo para una
sentencia en cualquier prisión de máxima seguridad por no menos de 10 años.
¿Dónde puede el electorado aferrarse para no volver a caer en
el precipicio por otros cuatro años más de incapacidad, si lo que hay para aferrarse
esta más liso que el vidrio y más resbaloso que el hielo?
Y esto, apenas comienza.
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